1.- Mila la ballena beluga que salvo a Yang Yun

Yang Yun pensaba que estaba al borde de la muerte cuando sus piernas se paralizaron mientras participaba en una competición de submarinismo libre al noreste de China. Sus piernas no le respondían debido a las bajas temperaturas del ártico. Pero entonces apareció Mila para ayudarla a llegar a la superficie. El matiz que marca la diferencia en esta historia es que Mila no es una persona, sino una ballena beluga, según informa el diario británico Telegraph.

El campeonato en el que participaba Yang Yun se celebraba en un aquarium y eso fue lo que le salvó la vida. «Empecé a hundirme. Estaba muerta. Entonces, sentí esa increíble fuerza debajo de mí conduciéndome hasta la superficie», ha explicado la submarinista. «Mila notó las dificultades y usando su nariz como la de un delfín guió a Yun hasta la superficie», ha comentado un organizador de la prueba.

«De repente vimos a la chica empujada hasta arriba de la piscina con sus piernas en la boca de Mila. Es un animal sensitivo que trabaja cerca de humanos y pienso que esa chica le debe la vida», ha añadido una de las personas encargadas de la competición.

Las inteligentes belugas fueron las primeras ballenas en interactuar con el hombre y tienen músculos faciales que les permiten sonreír. Las belugas como Mila pasan gran parte de su tiempo en la superficie o en aguas poco profundas y son animales muy sociables que mediante el sonido están en contacto con los demás miembros de su especie. Este tipo de ballenas se concentra en las costas de Alaska, Canadá, Groenlandia y Rusia y se alimenta principalmente de crustáceos y peces.

 

2.- Laika la perra Astronauta

fue una perra espacial soviética que se convirtió en el primer ser vivo terrestre en orbitar la Tierra. Lo hizo a bordo de la nave soviética Sputnik 2, el 3 de noviembre de 1957, un mes después que el satélite Sputnik 1. También fue el primer animal que murió en órbita.

Como se sabía poco sobre los efectos que los vuelos espaciales podían producir sobre los seres vivos en el momento de la misión de Laika y, la tecnología suborbital no se había desarrollado todavía, no se tenía ninguna expectativa de que Laika sobreviviera. Algunos científicos creían que los humanos no podrían sobrevivir al lanzamiento o a las condiciones del espacio exterior, por eso los ingenieros de vuelo vieron los vuelos de animales como los precursores necesarios para las misiones humanas. Laika, una perra callejera, originalmente llamada Kudryavka (Кудрявка, ‘pequeña de pelo rizado’), fue sometida a entrenamiento con otros dos perros, y finalmente fue elegida como la tripulante de la nave espacial soviética Sputnik 2, lanzada al espacio exterior el 3 de noviembre de 1957.

Laika murió horas después del lanzamiento por sobrecalentamiento, que probablemente fue ocasionado por un fallo del sustentador de la central R-7, que forma parte del sistema térmico de la nave, al separarse de la carga útil. La verdadera causa y tiempo de su muerte no fue revelada sino hasta 2002; en cambio, fue ampliamente informado que había muerto al sexto día,4​ se quedó sin oxígeno, o como el gobierno soviético alegó inicialmente, fue sometida a eutanasia antes del agotamiento del oxígeno. El experimento demostró que es posible que un pasajero vivo sobreviva al ser puesto en órbita y soportar la microgravedad, allanando el camino para los vuelos espaciales humanos y proporcionando a los científicos algunos de los primeros datos sobre cómo los organismos vivos reaccionan a los entornos de los vuelos espaciales. Tras Laika, la URSS envió doce perros más al espacio, de los cuales cinco regresaron con vida a la Tierra.

El 11 de abril de 2008, las autoridades rusas desvelaron un monumento a Laika. Este pequeño monumento en su honor fue construido cerca del centro de investigación militar en Moscú que preparó el vuelo de Laika al espacio. Cuenta con la figura de un perro que se coloca en la parte superior de un cohete.

 

3.- Frida la perrita rescatista héroe mexicana

La perra labradora, de 10 años, se convirtió en un icono del rescate durante los trágicos terremotos de México el 19 de septiembre de 2017. Se convirtió en un símbolo de la esperanza cuando los mexicanos esperaban encontrar supervivientes entre los escombros de edificios que habían sido derrumbados por un fuerte temblor. El terremoto se cobró la vida de más de 400 personas.

Su trabajo fue exitoso: ayudó a encontrar a 12 personas con vida y halló 41 restos humanos debajo de los escombros, en derrumbes en la Ciudad de México. Desde entonces se convirtió en uno de los animales más famosos del país.

Desde los tres meses, Frida empezó a ser entrenada y cuando tenía un año se incorporó a la unidad de rescate. A lo largo de su trayectoria como rescatista encontró al menos 41 cuerpos y una docena de personas con vida en varias misiones internacionales, así como en seísmos registrados en Haití y en Ecuador.

4.- Orión El héroe de la tragedia de Vargas

En noviembre de 1999, las fuertes lluvias plantaron su imperio en el estado de Vargas / Venezuela, y aunque produjeron cuantiosos daños en el país, esta fue la región más castigada.

Fue entonces, cuando aquel 15 de diciembre, Orión comenzó a ladrar desde temprano y se le notaba nervioso. El valiente perro consiguió ser entendido por Mauricio, que, preocupado por la seguridad, con la familia y las restantes mascotas (Alfa y sus cinco cachorros) siguió al perro a la azotea, a refugiarse en la intemperie. Empapados hasta los huesos y envueltos en la noche inacabable, solo tuvieron que esperar.

Esa mañana del jueves 16 de diciembre las toneladas de lodo y piedras que bajaban con las aguas obligaron a Pérez Mercado y su esposa Aída Touseda a abordar el helicóptero que los rescató del techo de su vivienda y a dejar a sus perros, siendo los momentos más difíciles para toda la familia. Orión y Alfa perdieron a sus cinco (5) cachorros recién nacidos en el desastre, además murieron su amigo Negro y el gato Micky. El valiente can escuchó unos gritos pidiendo auxilio. Su vista rápidamente localizó a una niña que se hallaba en el río, agarrada a un palo.

La vida de la pequeña corría peligro, y las aguas revueltas no invitaban a heroicidades. Orión no lo dudó, y al instante saltó a las aguas. Oponiéndose al inclemente trance, nadó hacia ella sin aquilatar el riesgo; guiado por los desgarradores llamados de la niña.

Mil ojos clavaron su preocupación en la valentía del can, todos pensaba que el perro se había vuelto loco al verlo saltar y nadar entre las turbulentas aguas que traían troncos y piedras, nunca llegaron a pensar que era el inicio de una de las hazañas de los héroes anónimos que demostraron su valentía ante tal situación.

Algunos de los vecinos gritaban al verlo nadar al lado de la niña y cuando abrió la boca pensaban que mordería gravemente a la menor, más no fue así, lo hizo de una manera tan suave por las ropas que ningún daño le causó y la trajo a la orilla, donde las personas no salían de su asombro; posteriormente saltó de nuevo y rescató de las aguas a una segunda niña de 14 años, luego ayudó a ocho niños a subir a sitios altos.

Así paso la noche y parte de la mañana de estos terribles días, que los testigos de tal hecho contabilizaron que «Orión» rescató a 37 personas de morir ahogadas, desde una niña de ocho años hasta un anciano de 80 años, que fue desenterrado del lodo por el can. Además Orión se encargaría de guiar a las personas solas y en shock, al sitio donde se reunían otros damnificados.[1]

Por otra parte el trabajo de este perro, no quedó ahí, también muchas personas quedaron sorprendidas, al ver como el perro se lanzaba con una cuerda a las turbulentas aguas, para que personas la sostuvieran en un extremo,luego este se volvió a lanzar al agua, para que otro grupo de personas, hicieran un puente improvisado, con esta hazaña lograron salvarse aproximadamente 50 personas de ser arrastradas por las aguas.

Gracias a su heroica hazaña, Orión era llamado «el perro valiente».

 

5.- Britches el mono que se convirtió en el emblema contra la experimentación animal

Britches era un mono macaco de pocos meses que fue destetado al día siguiente de su nacimiento y con apenas dos días de vida un científico que lo tomó como objeto de investigación le cosió los párpados: quería comprobar si la ceguera permanente produciría daños cerebrales y si un dispositivo electrónico de ultrasonidos colocado en su cabeza, a modo de casco, le afectaría los oídos hasta dejarlo sordo. Ese casco lo sometía a una tortuosa e incesante reproducción de sonidos estridentes. Como si todo eso fuera poco, el animal vivía en una jaula abrazado a un cilindro metálico y sin haber recibido atención alguna. El proyecto lo condenaba a tres años como objeto de experimentos y luego lo matarían. Una vez muerto estudiarían su cerebro para comprobar o no las hipótesis.

Gracias a la intervención de activistas de Frente de Liberación Animal (ALF) el ensayo quedó trunco y Britches pudo ser liberado junto a decenas de otros animales lastimados, manipulados, lacerados, abiertos y remendados como zapatos viejos. «Una vez liberado tuvo que ser tratado con rehabilitación, cuidados y cariño porque sufría espasmos musculares, neurosis y mucho estrés», cuenta el registro de las personas que cambiaron la vida del pequeño primate y que dejaron al descubierto la experimentación en laboratorios. El paso de los días, sumado al cariño de sus cuidadores, revivió al mono al punto de que recuperó su salud y fue trasladado a un santuario en México donde una mona lo adoptó.

 

Como ves, no somos los únicos que hacemos de este mundo un espacio extraordinario. La cooperación y respeto entre especies nos hace un planeta extraordinario. ¿Estás dispuesto a dejar siempre tu huella en positivo?